Sabado 11 de mayo 2024

“Con Milei todo va a volar por los aires”

Redacción 28/04/2024 - 00.26.hs

Si efectivamente decidiéramos cambiar este proceso de ajustes y crisis sucesivos, deberíamos empezar por “hablar en serio”. Frente a “una crisis descomunal de orden político, donde los programas aplicados por cada gobierno cada vez más rápido, más cortos y más intensos, terminan chocando contra un techo estructural, el único éxito de Milei consistió en ‘decir la verdad’ cuando los demás pronunciaban palabras vacías”. Para Alejandro Horowicz, buena parte del voto libertario provino de “personas resentidas que no creen en la escuela austríaca, le creen a Milei porque descreen de todo los demás”.

 

Hace unos días, el ensayista y pensador visitó Santa Rosa para inaugurar la 26º temporada de la Cátedra Libre Extracurricular “Ernesto Che Guevara” de la UNLPam y presentar su último libro, “Lenin y Trotsky. Los dragones de Marx”. Invitado por la Asamblea Autoconvocada contra el Ajuste de Milei, también compartió una jornada de reflexión en la plaza San Martín y concedió una entrevista a LA ARENA.

 

Si bien Los dragones es una continuación de “El huracán rojo”, editado hace cinco años, entre ambos trabajos publicó “El kirchnerismo desarmado. La larga agonía del cuarto peronismo”, una prolongación de “Los cuatro peronismos” (1985), convertido en un clásico y lectura obligada para comprender el fenómeno político más importante de nuestra historia reciente.

 

Mientras recorre aquella discusión teórica que hace un siglo sostenían los líderes de la Revolución Rusa, Horowicz entabla un inquietante diálogo con el presente. “Sería mala idea aplicar soluciones del pasado ante problemas actuales: se trata de encontrar respuestas del presente para resolver los interrogantes que entonces se presentaban”, aclara.

 

“Hablar en serio”.

 

Lenin y Trotsky hablaban en serio. “Hoy nadie habla en serio. Y hace mucho rato que la historia argentina consiste en la repetición de una política de ajuste, siempre con los mismos resultados”. Por eso, en medio de “la más grave crisis política y económica, el FIT-U hizo la peor elección de su historia. Son social demócratas sin votos que intentan responder a nada, otro discurso en la mesa de los discursos que nadie cree. Porque hablan en serie, pero no en serio. Y se nota”.

 

Según Horowicz, “el programa de los partidos de izquierda argentinos es el programa de transición de Trotsky, que partía de la defensa incondicional de la Unión Soviética, hoy inexistente, y se parece muchísimo al de los peronistas que quieren volver a 1946”. Si la izquierda pretende convertirse construir una referencia alternativa a los modelos de ajuste “primero debe aceptar que no tiene la respuesta. Sería un gesto de absoluta humildad. Quien no sabe, al menos tiene preguntas, y con voluntad puede construir respuestas mejores porque el conocimiento depende de querer saber. Lo que no deben hacer es seguir taponando con respuestas inadecuadas las preguntas necesarias. El gesto decisivo de la izquierda es cambiar de lugar, solo así descubrirá las respuestas posibles, construirá una nueva gestualidad y dejará de repetir gestos de quienes, en el pasado, hablaban en serio”.

 

En 1969, cuando sucedió el Cordobazo, “el segundo peronismo no tenía más capacidad de acción política que presentar escribanos cuando perdía elecciones y Perón era un general retirado que recibía visitas turísticas en Madrid a las explicaba su visión del mundo. El gesto que modificó eso lo produjeron los Montoneros, que hablaban en serio y se notaba. Tanto se notaba que permitió modificar el mapa de la historia política una vez más. En los años 70, los combatientes revolucionarios hablaban en serio, y a todos les quedaba claro. Hoy nadie habla en serio, y también se nota”, reitera.

 

“Chocará la calesita”.

 

Horowicz propone que el resultado de las políticas que está aplicando Milei es inexorable. “Keynes, a quien Milei tanto desprecia, comprendió la capacidad del “cebo del dinero”: si la velocidad con que gira el dinero resulta mayor que aquella con que gira la estructura productiva real, podemos producir un fuerte aliciente del proceso productivo. Haciendo lo contrario, aplicarías un sogazo recesivo descomunal. O sea que implementar este sogazo recesivo en la mayor recesión histórica, estaría contraindicado por los manuales. Y como nadie sale de una recesión con más recesión, la única conclusión posible es que Milei chocará la calesita y todo va a volar por los aires”, anticipa.

 

Y de nada servirá invocar a fuerzas celestiales. “Todos los especialistas advierten que este ajuste insostenible provocará otra devaluación y bajará más el nivel de redistribución del ingreso: es decir, avanzamos en la dirección opuesta a la que deberíamos”. Según Horowicz, “la teología propone verdades únicas, universales, eternas y divinas, y desde ese punto de vista el error sería múltiple, histórico, herético y diabólico. Milei dispone de verdades divinas, que son inmutables y no hay nada que investigar, ni cambiar, ni proponer: es una trivialidad que ni siquiera contempla las transformaciones históricas de la propia teología”, concluye.

 

“Socialismo al revés”.

 

Hace cien años, los economistas marxistas encontraban sus adversarios más belicosos entre los defensores de la escuela austríaca, con quienes se trenzaban en arduos debates teóricos. “Los maestros de Milei mostraban una formación mucho más importante que este alumno, y cuando discutían con referentes socialistas, no los insultaban; al contrario, se trataban con mucho respeto”, aclara. Y recuerda que “Keynes también es liberal, pero transforma su punto de vista cuando debe enfrentar la crisis del 29 y no encuentra ninguna capacidad de respuesta en la caja de herramientas liberal”.

 

En cuanto a una aplicación empírica de los principios que defiende el presidente, Horowicz explica que “la idea deductiva de la escuela austríaca persigue una consistencia lógica y cree que puede determinar problemas en forma axiomática: afirma el mercado debe comportarse y la economía debe suceder, naturalmente. Pero la pregunta es ¿dónde sucede tal cosa? La escuela austríaca es un conjunto de hipótesis sin verificación: en una estructura social sin fricción, la oferta y la demanda se cortan en cierto punto y establecen un precio de equilibrio. Pero ese mercado solo existe en la cabeza de quien se lo imagina, en la economía real no existió ni una sola vez”.

 

Y concluye que así como Keynes logró enfrentar la crisis del ‘29 “en 2008 el sistema financiero fue rescatado por el Tesoro estadounidense, lo que prueba tres cosas: que la autorregulación del mercado es una estupidez; que para regularlo participa el estado, y que esa intervención pública practica un socialismo al revés: las empresas se quedan con ganancias y las pérdidas se socializan”.

 

Fuerzas del cielo versus estadística

 

“Milei cree que las fuerzas del cielo lo acompañan, pero debería interpretar mejor el texto bíblico cuando dice ‘muchos serán convocados, pero muy pocos serán elegidos”. Horowicz recuerda que en las sagradas escrituras “esos elegidos tienen nombre y apellido” e invita a resolver “una cuenta sencilla: Adán no fue elegido sino expulsado, y entonces quedan Moisés, Abraham y Cristo. No son muchos, lo que nos demuestra que confiar en las fuerzas del cielo presentaría algún inconvenientes estadístico”.

 

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