Domingo 30 de junio 2024

Luces y sombras de un modelo que no toca a monopolios ni latifundios

Redacción 29/09/2011 - 04.18.hs

El gobierno nacional se precia, con razón, de que los indicadores de la economía del país siguen siendo positivos. Eso contrasta con la crisis internacional. De todos modos, ese "modelo" tiene límites que por ahora no se salvan.
EMILIO MARIN
La presidenta de la Nación, Cristina Fernández, suele enfatizar logros económico-sociales de su gestión iniciada en 2007. Ella unifica esa reivindicación con lo actuado desde 2003, cuando Néstor Kirchner inició su presidencia. En esas alocuciones, como en las del ministro de Economía, Amado Boudou; la ministra de Industria, Débora Giorgi; y el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, se lanzan cifras incontrastables.
¿Quién puede discutir que se han creado 5 millones de empleos y otorgado más de 2 millones de jubilaciones a quienes habían quedado en la banquina de la vida, abandonados por el Estado (y antes por los empresarios privados)?
Ni la oposición puede objetar esa propaganda. A lo sumo critica el "clientelismo" y explica que la presidenta tiene fondos debido "al viento de cola". Cristina, que ni siquiera se despeina con esos vientos, sigue con anuncios positivos, como cuando lanzó la Asignación Universal por Hijo que favorece a más de 3,5 millones de niños y adolescentes, y madres embarazadas. El fracasado precandidato radical, Ernesto Sanz, ya no repite que el dinero de esa AUH "se va por la canaleta del juego y la droga".

 

Más indicadores.
Hay otros indicadores meneados por el oficialismo que también son ciertos, como que el desempleo bajó al 7,3 por ciento, el nivel más bajo desde 1992. El empleo sigue recuperándose. Es una gran noticia para la población económicamente activa, que supera los 18 millones de argentinos.
Aunque siempre bajo la amenaza de la crisis mundial engendrada en Washington y Europa, la economía argentina sigue en crecimiento. El viceministro de Economía, Roberto Feletti, vaticinó que terminará este año con un aumento del 8,3 por ciento.
Esa proyección es compartida, valga la paradoja, por el FMI, que en su última asamblea conjunta con el Banco Mundial y en su Panorama Económico Mundial ubicó a nuestro país detrás de China entre las naciones que más están creciendo.
Al concluir el primer semestre del año el PBI ha crecido 9,5 por ciento en cotejo con mismo lapso de 2010 (Télam-LA ARENA, del 17 de septiembre). La industria había aportado lo suyo, al crecer 7,8 por ciento en julio pasado, en comparación con mismo mes del año anterior.Por supuesto que la naturaleza aportó lo suyo, al propiciar una cosecha anual de 100.9 millones de toneladas; la demanda mundial de commodities también pesó. Pero las políticas proactivas del gobierno nacional tuvieron muchísimo que ver, al impulsar el consumo y el mercado interno, entregar créditos a las empresas, propiciar las exportaciones, etc. Su receta fue distinta al ajuste preconizado por los organismos internacionales de crédito, la Casa Blanca y la Comisión Europea.
Hay que destacar el rol de los trabajadores, por lo general invisibilizado a la hora del festejo de logros económicos. Lo suyo es esencial. Sin trabajadores todo lo demás no existe, pero muchos no lo quieren ver.

 

Cambios por hacer.
En el Día de la Industria, la presidenta ratificó el modelo pero dijo que se harían todos los cambios que hubiera que hacer. ¿Cómo interpretar esa posibilidad de reformas?
Para la Unión Industrial "Argentina", los retoques tendrían que venir por el lado de la contención salarial, la reforma patronal de la ley de Riesgos del Trabajo, y el arreglo con el Club de París y el Fondo Monetario. Esto último para tramitar más créditos externos.
Esos empresarios están entusiasmados porque creen ver a CFK en la dirección económica que ellos comparten. "Cristina ha vuelto a ser la de 2007, la que yo siempre apoyé", manifestó en Tecnópolis Cristiano Rattazzi, el presidente de Fiat en Argentina. El "tano" tiene razones para el optimismo, luego que su firma fuera premiada con un crédito de 552 millones de pesos del Fondo Productivo del Bicentenario.

 

Subsidios.
Este punto plantea la primera duda sobre la justeza del "modelo". ¿Por qué entregar créditos subsidiados a tasa del 9 por ciento anual a varios años y con otro de gracia a multinacionales como la de Turín y a Peugeot-Citroën (150 millones)?
¿Por qué darles tanto dinero a diez empresas agrupadas en Adefa, todas extranjeras? Una, Mercedes Benz, promete que el modelo Sprinter tendrá en 2012 una "integración nacional" de piezas del 30 por ciento. O sea que Argentina financia a multinacionales y mayoría de piezas de fabricación foránea, lo que explica el déficit comercial automotriz, de casi 6.000 millones de dólares anuales. Más, la presidenta reconoció el 2 de noviembre de 2010, al asistir al lanzamiento del Fluence, en Renault, que su administración había auxiliado con 500 millones de pesos a las terminales.
Ese modelo favorable a los monopolios requiere una frenada a fondo y un giro de 180 grados, en otra dirección industrial nacional. Los que quieren conservar el rumbo pro-monopolios dirán que esas compañías son artífices del crecimiento y el mayor empleo. Lo primero puede ser. Lo segundo es falso pues la Encuesta Nacional de Grandes Empresas reveló que las 500 firmas líderes (282 extranjeras) sólo son responsables del 5 por ciento del empleo total. Esa marca no se movió en estos años pese a sus ganancias extraordinarias, que tampoco fueron reinvertidas sino, en gran medida, remesadas a sus casas matrices en el exterior. Las fletaron como remisión de utilidades y dividendos, o bien directamente fugando capitales. En todo caso, usufructuando las facilidades que les proporciona la ley de inversiones extranjeras de la época de la dictadura y José A. Martínez de Hoz, vergonzosamente en vigencia tras 28 años de democracia.
En el primer semestre del año aquéllas fugaron 9.800 millones de dólares (Tomás Lukin, Página/12, del 24 de septiembre). Así no va, señora presidenta.

 

Fea tendinitis.
Se dirá que la ley de tierras mejorará la situación de los pobres del campo. No. Con ese proyecto, que aún no ha comenzado a ser debatido en Diputados, habría de aquí en más un control sobre la venta de tierras a capitales extranjeros. Y está muy bien que así sea.
Eso no implicará revisión de lo acaparado por latifundistas extranjeros como Benetton, Soros y Tompkins, ni menos aún de los "nacionales" Lacroze de Fortabat, Pérez Companc, Blaquier, etc.
Eduardo Basualdo detalló así ese agropower: "Los grupos agropecuarios están constituidos mayormente por familias de la aristocracia, que dieron origen a la Sociedad Rural. Son 35, que reúnen un total de 1.564.091 hectáreas, a razón de 44.688 hectáreas cada una en promedio. Figuran las familias Gómez Alzaga, con 60.000 hectáreas; Anchorena, con 40.000; Balcarce, Larreta, Avellaneda, Duhau, Pereyra Iraola, Ballester, Zuberbühler, Vernet Basualdo, Pueyrredón, Bullrich, Udaondo, Ayerza, Colombo, Magliaro y Lanz, entre otras".
El gobierno, derrotado en su intento de cobrar más retenciones por la soja en 2008, no está pensando en afectar a ese conglomerado latifundista extranjero y patricio. Tampoco a las multis semilleras, exportadoras y de agroquímicos como Cargill, Monsanto, Bayer, Syngenta, Bunge, ADM, etc. Los pooles de siembra y grupos concentrados como Los Grobo duermen tranquilos, a diferencia de los pueblos originarios y campesinos pobres y minifundistas que necesitan tierras para vivir. Estos siguen arrinconados por el desmonte, la sojización, los agrotóxicos, la minería contaminante y la persecución judicial y policial.

 

Peor coditis.
A riesgo de parecer exagerado, hay que decirlo: sin medidas contra los monopolios y los latifundios, no habrá desarrollo nacional sostenido. Y encima se prevé pagar 10.000 millones de dólares en concepto de deuda externa según el presupuesto 2012. Esta es una desmesura "extra" en tiempos de crisis internacional, coyunturas donde se ahorra y no se pagan deudas dudosas.
Los trabajadores reciben contentos las conquistas que el gobierno nacional otorga, como negociaciones en paritarias, pago de asignaciones familiares con un nuevo piso y aumentos de partidas sociales en el mencionado presupuesto.
Pero hay hechos preocupantes. El empleo en negro todavía es del 34,5 por ciento y afecta a 4.5 millones de personas. Existen muchas tercerizadas donde el salario y las condiciones de trabajo son pésimos. Así se generan legítimas medidas de fuerza, como el paro en 22 hospitales de Córdoba, la reciente huelga en línea 60-Monsa y en otros gremios.
"La conflictividad laboral alcanza a casi el 50 por ciento de las empresas consultadas", declaró el titular del congreso de los industriales bonaerenses (Uipba), Pablo Challú (Clarín, del 19 de septiembre).
La presidenta criticó con razón a los empleados del Subte que alegaron "tendinitis", pero no hizo lo propio con la generalizada tara patronal, la "coditis". Con ésta pretextan no poder doblar el brazo, sacar dinero y pagar mejores salarios.

 


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