Miércoles 03 de julio 2024

El eslabón que lleva hacia el aula

LA IMPORTANCIA DEL VÍNCULO ENTRE LA ESCUELA Y  LAS FAMILIAS

Redaccion Avances 26/06/2024 - 08.30.hs

La tarea de una docente comunitaria es clave para fortalecer el vínculo para quienes tienen dificultades a la hora de asistir a clases. El trabajo forma parte del programa “Vértice Educativo”, del Ministerio de Educación de La Pampa.

Cuando se criaba y hacía su vida en Victorica, al inicio en la primaria y luego en el colegio secundario, María José no imaginaba un futuro vestida con un guardapolvo y con recorridas de un establecimiento educativo a otro, en un trabajo que se parece más al de una médica de guardia que al de una docente. Y es que no está al frente del aula sino que es una rueda de auxilio permanente para quienes tienen algún problema de vinculación con su fase educativa. Ella es asistente comunitaria, un eslabón clave en el engranaje que funciona cada día en la comunicación entre escuela y familia.

“Nací y me crié en Victorica y cuando terminé el secundario vine a Santa Rosa a estudiar Ciencias Económicas. Estudié un año la carrera pero tuve un accidente y tuve que dejar. Además, me di cuenta de que no era lo que me gustaba, en realidad respondía a un mandato, que era el de mis padres que querían que yo estudiara eso. Hablé con ellos y les dije que quería hacer el Magisterio, comencé a estudiar y antes de terminar me casé y tuve mi primer hijo. Me dediqué a hacer mamá, cien por ciento…”, dice entre seria y con una sonrisa María José Torres que, a sus 49 años, tiene claro que finalmente, en lo profesional y laboral, eligió y ejerce lo que le gusta.

“Después de un tiempo en el que tuve un emprendimiento comercial me di cuenta de que lo que quería era dedicarme a un trabajo vinculado a la educación. Empecé dando clases de Artes Visuales y anduve por Uriburu, Algarrobo del Aguila, Cuchillo Có. Fueron experiencias muy enriquecedoras, el hecho de poder trabajar en distintos contextos y lugares me hizo ver que hay una diversidad muy grande y que cada historia es particular, cada uno tiene su propio guión”.

El camino docente de “Majo” siguió por distintos senderos hasta que una amiga le sugirió anotarse como docente comunitaria en el marco de uno de los proyectos que están dentro del programa “Vértice Educativo”, del Ministerio de Educación pampeano.



“Hace tres o cuatro años me convocaron desde la Escuela 217. Carina Paz es la directora de la institución y me dijo que necesitaba una asistente comunitaria y que mi perfil era el adecuado. Nunca lo había hecho pero me interesó mucho. Soy el nexo, el vínculo entre escuela y familias, ayudo a crear una buena convivencia, soy un eslabón en ese contacto. Hay un ida y vuelta y lo importante es que las familias y los alumnos sepan que estoy para poder ayudarlos y escucharlos”, sintetiza María José sobre el rol que cumple en el establecimiento educativo que se ubica en el corazón del barrio Matadero de Santa Rosa, un establecimiento al que en la actualidad concurren seis integrantes de la comunidad gitana que en gran parte se ubica en las proximidades de esa institución escolar.

 

 

Guardia activa.
“Trabajo en distintas escuelas y colegios, voy rotando y estoy a disponibilidad, es como una guardia activa porque por ejemplo me dicen ‘Majo, hay un alumno de tercer grado que está faltando hace tres días, no nos contestan’. Entonces voy a la casa, primero llamo por teléfono antes de una visita, trato de acordar un encuentro en primera instancia y si no, voy y pregunto si pasó algo o si hay algún inconveniente que hizo que el chico o chica no asistiera a clases. A veces pasa que no tienen zapatillas por ejemplo, entonces conseguimos ropa. En esta escuela y en otras funciona un ropero comunitario para que las familias puedan acceder y se solucionen ese tipo de problemas”, describe la docente.

Torres trabaja en el colegio secundario “Claro en el Monte” de Toay, en el Panguitruz de Zona Norte (“estoy en sexto y también en el marco de Vértice Educativo hago el trabajo de docente comunitaria con clases de apoyo a contraturno”), en las Escuelas “i”, en el colegio Ciudad de Santa Rosa y en la Escuela 37.

“Con chicos del ciclo básico se trabaja mucho porque les cuesta adaptarse al pasaje de la primaria al secundario, sobre todo porque pasan a tener muchas materias, con distintos profesores, entonces ahí se realiza una tarea de apoyo escolar que es muy necesaria. Hay toda una red por fuera del trabajo en el aula que se hace para tratar de abarcar y atender las múltiples necesidades de las familias”, resalta ‘Majo’ en la entrevista con LA ARENA.

 

Inclusiva.
Respecto a la tarea específica en la Escuela 217 Luis Piedrabuena, la asistente comunitaria resalta la convivencia con integrantes de la comunidad gitana, que tienen su cultura, tradiciones y costumbres particulares muy arraigadas.

“En el caso de la 217 se trata de una escuela muy inclusiva, de puertas abiertas, donde todos tienen las mismas oportunidades. Ya está naturalizada la convivencia con la comunidad gitana y afortunadamente ese ida y vuelta es muy bueno. Las distintas políticas educativas de la Provincia lo que hacen es ayudar y acompañar a que todas estas diversidades puedan convivir y ejercitar el derecho a la educación”.

En ese sentido, María José realiza una tarea hormiga ya que si se producen ausencias en el aula se encarga de llevar y traer las actividades y tareas para que no se pierda el ritmo de quienes sí están dentro de la clase diaria.



“Cuando hay problemas de salud lo que hago es llevarles las actividades para que las realicen y después las busco para que las docentes corrijan. Es toda una tarea de vinculación y se trabaja mucho para que cada alumno y cada mamá o papá puedan confiar y quedarse tranquilos que se busca más que nada que no pierdan el contacto con la escolaridad. El proyecto incluye muchas más aristas como por ejemplo hacer la vinculación y la inscripción para el ingreso, la elección de las escuelas; se ofrecen becas también. Y en mi caso me sigo capacitando de manera constante, ahora por ejemplo con un postítulo en educación inclusiva y perspectiva de género y con un curso de Derechos Humanos y no violencia”, detalla la docente.

En la galería del establecimiento educativo del Barrio Matadero se hace el acto por el Día de la Bandera y nenas de la comunidad gitana participan de manera activa. A un costado observa María José, un eslabón clave para que el derecho a educarse se cumpla más allá de culturas, tradiciones u obstáculos.


 

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