La verdad del arreglo del torno: el ingeniero Marcos Ramos
En el medio, un ingeniero oriundo de la provincia de Buenos Aires, pero radicado hace años en La Pampa, había dedicado, desinteresadamente, más de tres horas de trabajo a reparar el torno. Ese mismo lunes, a media mañana, Marcos Daniel Ramos, se había comunicado con la EPET 1 para ofrecerse a arreglarlo. "Me surgió la inquietud cuando leí la nota publicada en la tapa de LA ARENA", relató ayer a esta hoja.
El director José Luis Weigandt habló con él por teléfono y aceptó el ofrecimiento. De inmediato, el ingeniero recabó información en Internet y se puso en contacto con la firma que vende los equipos en Buenos Aires. Con los datos recogidos, Ramos se acercó a la EPET 1. Eran las 13.30 cuando fue llevado al lugar donde se encontraba el torno y comenzó a trabajar. "En mi trabajo pongo en marcha máquinas con sistemas automatizados y además diseñamos ese tipo de máquinas. Tratándose de un torno nuevo, con mi socio, suponíamos que podía tratarse de una falla muy sencilla", explicó.
"Pedí los manuales e intenté ponerlo en marcha. Nunca había visto uno igual", relató. Las dificultades para el ingeniero se disiparon cuando logró cambiar el idioma en el que la máquina informaba sobre los errores. Aseguró que lo hacía en una lengua con geroglíficos ("era chino (sic) o algo parecido", contó), hasta que logró que arrojara los informes en inglés.
A partir de allí, el mismo torno le permitió orientarse mejor para buscar la falla. Descubrió, entonces, que había un error en el posicionamiento inicial de la máquina. "Para operarlo es necesario ubicarlo en la posición de inicio de trabajo. Pero uno de los switchs que indicaban el punto de referencia estaba ligeramente corrido. Esto hacía que el torno se trabara y marcara el error", añadió.
Tras realizar un ajuste, el torno comenzó a marcar el punto de inicio y a partir de allí sólo hacía falta cargarle un programa. Ramos intentó hacerlo pero los softwares que tenía en ese momento marcaban error. Para ese entonces, ya eran las 17 y desde el colegio le informaron que debían cerrar. Por eso decidió retirarse. Antes informó al jefe de taller que el torno ya estaba funcionando y que volvería al día siguiente para colocar una pieza y trabajarla.
Ramos no sabe aún hoy en qué momento llegaron las autoridades educativas con los técnicos de General Pico, pero no salió de su asombro el martes cuando leyó las noticias acerca de que el torno había sido reparado en 10 minutos con sólo accionar un botón. "Cuando leí la noticia esa me sorprendí. Decía que gente de Pico lo había arreglado y la verdad que me pareció que la noticia estaba lejos de la realidad", dijo.
Ese martes, Ramos volvió a la EPET, puso en marcha el torno y trabajó dos piezas junto a dos estudiantes, que se mostraron interesados y ansiosos en ver cómo funcionaba.
"Lo dejó funcionando"
El director de la EPET 1 de Santa Rosa, José Luis Weigandt, admitió ayer que no fue sólo el tocar dos o tres botones lo que solucionó el problema del torno. En sintonía con lo expresado por Ramos a LA ARENA, el directivo dijo, por la mañana, en Radio Noticias, que aquel lunes, en la desesperación que le provocó la portada de este diario que denunciaba la situación del artefacto, permitió que el ingeniero tomara contacto con el torno y lo reparara.
"Vino un ingeniero, el señor Ramos, a la 1 de la tarde, y trabajó en el torno y lo dejó funcionando. Cuando vino gente del Ministerio y lo prendió, evidentemente, el torno funcionaba. Es la realidad. El sumario en mi contra sigue y por ahí hago mal en hablar", dijo.
Weigandt fue consultado ayer por la emisora porque existían versiones que indicaban que la herramienta había salido de funcionamiento otra vez. La especie fue desmentida tajantemente por el director, quien informó además que hay 15 docentes que se están capacitando para operarlo.
Artículos relacionados
