Lunes 01 de julio 2024

Tradicional fogata reunió a familias frente a las vías

Redacción 29/06/2024 - 10.19.hs

Con una gran fogata en las vías del ferrocarril, las familias católicas pampeanas renovaron su fe en el Día de San Pedro y San Pablo. La ceremonia se mantiene año a año porque, según la tradición, el simbolismo del fuego tiene siempre un trasfondo religioso: expía el demonismo de las brujas, ahuyenta los malos espíritus, conmemora acontecimientos sagrados…

 

No se trata de simples fogatas, como las que hacen quienes están de campamento, o cualquiera que quiere quemar hojas o simplemente entrar en calor. La “fogarata” es un rito religioso y conserva ese carácter aun cuando quienes la preparan, la encienden y la disfrutan en esa noche mágica, ignoren lo que en ese día se conmemora y celebra.

 

Para los cristianos, el 29 de junio es la fiesta de San Pedro y San Pablo, el primer Papa y el gran Apóstol de los Gentiles. Según la tradición, ambos fueron ejecutados alrededor del año 64, por orden de Nerón. Pedro fue crucificado cabeza abajo según su deseo, por considerarse indigno morir como su maestro. Pablo fue conducido a Ostia, y allí fue decapitado.

 

Encuentro.

 

Ayer por la tarde, familias santarroseñas se reunieron en las vías del ferrocarril, a la altura de la calle Pellegrini. La celebración fue organizada por la Catedral de Santa Rosa. Entre chocolatada caliente y tortas fritas, la fogata con más de 50 troncos de pino apilados al estilo casa de madera, fue el epicentro del evento. La tradicional “Fogata de san Pedro y san Pablo” reunió a vecinos y vecinas que profesan la religión católica, junto a sus niños y niñas, y también a personas que resultaron atraídas por la imponente montaña de fuego de alrededor de cinco metros de altura.

 

Tal como estaba previsto, el fuego fue encendido cerca de las 18:15, cuando el sol ya se había ocultado en el poniente. Las personas se conformaron en una enorme ronda alrededor de la fogata y cuando las llamas alcanzaron una buena altura acercaron sus ramas para realizar la purificación. El sacerdote Juan Carlos Cipolla fue el encargado de animar la jornada y de explicar el significado de la celebración.

 

En diálogo con LA ARENA, explicó que “es una tradición que trajeron nuestros antepasados aquí, principalmente los inmigrantes. Se hacía mucho en Europa y buscaba conmemorar cómo se expandió la fe a las afueras de Roma. El origen lo tiene en un incendio que se da en Roma en el año 64, provocado por el emperador Nerón. Pero frente a la magnitud que tomó el incendio y a la cantidad de personas que fallecieron, Nerón quiso trasladar la culpabilidad a los cristianos y así fueron perseguidos. Algunos murieron en la persecución y otros se fueron de Roma y llevaron su fe”.

 

“Así como en un momento se propagó la fe debido a ese incendio, nosotros también queremos propagar la fe y cada año la renovamos porque el Día de san Pedro y san Pablo es justamente el Día del Papa”, agregó.

 

“Entonces pedimos renovar la fe, seguir con las tradiciones que cada uno de nosotros tenemos. Es una manera de juntar a los abuelos con sus niños y también a los papás con sus niños, porque esto se hacía mucho antes, en los pueblos se hacían estas celebraciones. Queremos que los papás y los abuelos puedan refrescar esa tradición y transmitírsela a sus niños”, completó.

 

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