Domingo 30 de junio 2024

Razones invalidadas

Redacción 24/06/2024 - 00.22.hs

Las últimas manifestaciones mendocinas en torno al problema del Atuel dan para mucho en cuanto al análisis de sus fundamentos y exposición, especialmente porque respaldándolas aparece una alta autoridad mendocina en materia de aguas.

 

Quienes vean de manera ordenada el larguísimo proceso de apropiación de las aguas del río por parte de la provincia cuyana (más de un siglo desde los primeros desvíos y 77 años desde la interrupción definitiva por la construcción de El Nihuil) advertirán sucesivas y distintas políticas en cuanto a la negación de agua para La Pampa, con argumentos que fueron desde lo geográfico a lo jurídico pasando por lo hidrológico, ya que en principio fue negar la interprovincialidad del río para luego manifestar razones legales y, finalmente, de orden hidrológico. Todas fueron invalidadas por las presentaciones pampeanas ante las autoridades políticas y judiciales pertinentes.

 

Mientras caían esos argumentos las autoridades mendocinas aplicaban el método de la zanahoria y el palo, ya que, al tiempo que se hablaba de resolver pacíficamente el conflicto “con la provincia hermana”, se buscaba desnaturalizar el Tratado Interprovincial del río Colorado para desviar agua al Atuel a través de Portezuelo del Viento, apostando a la ingenuidad de las provincias firmantes del

 

acuerdo sobre ese río.

 

Con la decisión de la Corte Suprema dando la razón a nuestra provincia, a los estamentos políticos mendocinos no le quedaron entonces más que dos recursos: el incumplimiento del mandato del máximo organismo judicial de la Nación (tres años sin noticias…) y/o la mentira lisa y llana.

 

Este último proceder se evidenció una semana atrás cuando el superintendente del agua mendocino y uno de los regantes con aguas del Atuel salieron a los medios a declarar en contra de nuestra provincia pero, increíblemente, basándose en un esquema geográfico muy parecido a la falsedad. Dejando de lado su antigua teoría del “zanjón de desagüe” mezclaron el escurrimiento del Curacó, que se produce muy ocasionalmente -décadas- con una amenaza pampeana de dejar escurrir

 

caudales (que no existen desde hace más de 20 años) y obligar de ese modo a las provincias de Buenos Aires y Río Negro a rechazar la construcción de la represa de Portezuelo del Viento, estados que, según ellos, inicialmente, estaban cercanos a la postura mendocina. Para más, siempre manifestando un marcado desconocimiento geográfico o una abierta mala intención, expusieron la idea de un río único sin reconocer que el Atuel es un afluente del Salado-Chadileuvú cuya cuenca, en la práctica, manejan San Juan y Mendoza. Y agregaron, textualmente: “Pretenden que restrinjamos el riego para hacerles llegar el agua de acuerdo al fallo, eso significaría que con el tiempo tendremos una migración de la población de General Alvear al conurbano bonaerense por la caída de la actividad agroindustrial, la base de sostenimiento del departamento”. Con tamaña

 

afirmación queda evidenciada una abierta desobediencia al fallo de la Corte e, indirectamente, se expone el problema causado a nuestra provincia cuando, por falta del agua elemental, el oeste pampeano se despobló y sus habitantes empobrecidos migraron a diversos conurbanos.

 

Es difícil asimilar semejante grado de mala fe cuando la postura pampeana siempre apuntó al mantenimiento del oasis de regadío de General Alvear basándose en la necesidad de una mayor eficiencia de riego, una circunstancia que los técnicos mendocinos viene reconociendo desde hace

 

años y que es muy difícil de refutar frente a los valores que se registran en otras regiones y países. Para más, se abroquelan en la necesidad de obras de conducción que pague La Pampa, tergiversando el origen del problema y dejando de lado la hermandad interprovincial que tanto mencionaron mientras les convino.

 

Pero por si esas consideraciones fueran pocas y sólidas, estas autoridades agregan otra mendacidad: La Pampa envasa y vende fuera de la provincia, en bidones, el agua que, convenio mediante, llega a Santa Isabel y Algarrobo del Aguila desde un manantial mendocino. La afirmación, por lo mendaz, está cerquita del agravio.

 

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