Domingo 30 de junio 2024

Una relación conflictiva

Redacción 28/06/2024 - 01.09.hs

Para la ortodoxia económica las políticas monetarias, cambiarias y de tasas de interés deben funcionar armónicamente sin ningún tipo de regulación. Pero en una economía como la Argentina estas variables más que en armonía están en constante contradicción, a tal punto que han terminado provocando un conflicto con el FMI.

 

Eduardo Lucita *

 

El gobierno no gana para sustos. Se preparaba para aprovechar el envión que le dieran la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal por el Senado (cuando se está redactando esta nota se discute su aprobación final en Diputados) y la intervención favorable del FMI ante China para la renovación del swap, estalló un nuevo conflicto. Ya no en el plano de las relaciones internacionales sino en el financiero y con un contendiente no menor: el FMI.

 

Comunicados que van y vienen.

 

Una seguidilla de comunicados permite seguir la secuencia de este culebrón. Primero el Banco Central sorprendió con una comunicación en que ratificaba su política de levantar los controles cambiarios e ir a una mayor flexibilidad del tipo de cambio, todo supeditado a que no afectaran la política antiinflacionaria y el fortalecimiento de su hoja de balance, agregando que los tiempos de esta tarea los fijarían las autoridades del país. Unas 24 horas después, al dar a conocer los resultados de su octava revisión del acuerdo del 2022, el FMI, al mismo tiempo que autorizaba el desembolso de 800 millones de dólares, afirmó que “el gobierno va a un esquema de flotación administrada” al estilo de Perú y Uruguay. Al mismo tiempo, fijó a fin de junio la fecha para finalizar el tipo de cambio “blend” (liquidar 80% en el mercado oficial y 20% por el CCL) y que a fines de julio se comenzarían a limitar los controles cambiarios (cepo). Como es comprensible, estas medidas llevan implícita una devaluación.

 

El ministro Caputo no dudó en contestar que no hay prevista ninguna devaluación, que se mantiene la tasa de ajuste del 2% mensual y también el dólar blend para el agro, agregando que todavía “no se han iniciado negociaciones con el FMI por un nuevo acuerdo” y que con el Fondo “está todo bien”. Casi al mismo tiempo, el economista Juan Carlos de Pablo, de cercana relación con el presidente, tituló sugestivamente una nota “¿Podría alguien decirle al Fondo se deje de molestar? Finalmente, en una entrevista radial, el presidente sinceró la situación: reconoció que hay un problema con el FMI, contradiciendo al ministro, y acusó del mismo al director del Departamento Occidental del Fondo, responsable de las negociaciones con nuestro país, de ser un populista contrario a sus ideas y haber integrado un gobierno que formó parte del Foro de San Pablo. Como es conocido, se trata de un economista ortodoxo que no avala la dolarización. ¿Cómo seguirá este conflicto? ¿Es solo una disputa entre el presidente y el director o desembocará en un problema institucional? Pronto lo sabremos.

 

Devaluar o no devaluar, es la cuestión.

 

El programa económico del ministro Caputo, que define como objetivo central combatir la inflación, es más que nada un programa monetario y fiscal. Lo adelantó el presidente Milei en LLa Llao cuando le dijo a la crema empresarial del país: “Yo les arreglo la macro, la micro es cosa de ustedes”. El programa pone un fuerte acento en la emisión cero (algo que se estaría cumpliendo) y en el déficit fiscal cero (algo que dicen cumplir pero con serias inconsistencias y mucha contabilidad creativa). Pero el ancla antiinflacionaria del programa es la política cambiaria. Luego de la fuerte devaluación de diciembre pasado, se estableció un tipo de cambio que se va ajustando a razón del 2% mensual. Con el proceso inflacionario que atravesamos, ese tipo de cambio fue perdiendo competitividad, con lo que se encarecen las exportaciones y se abaratan las importaciones, por lo que el superávit comercial actual es momentáneo porque por la recesión casi no se importa.

 

Tanto el gobierno como el FMI coinciden en la necesidad de levantar el cepo cambiario pero para esto necesitan fortalecer las reservas. Desde que asumió como ministro, Caputo presiona a productores y cerealeras para que liquiden la producción. Con eso espera hacer frente a las necesidades de importación y pagar los Bopreales. Pero el agro exige una devaluación, caso contrario retienen la cosecha gruesa (se estima mantienen como mínimo el equivalente en 15.000 millones de dólares en silobolsas). Al mismo tiempo, busca que el Fondo le aporte fondos por 10.000 millones para fortalecer reservas y hacer frente a los vencimientos del año que viene. Pero el organismo también exige previamente una devaluación.

 

Tanto el presidente como el ministro se niegan a devaluar por temor a que se vuelvan a disparar los precios, justo cuando entran en el cálculo los aumentos de las tarifas energéticas, y tener que recurrir a un segundo ajuste sobre lo ya ajustado para que no se rompa el equilibrio fiscal. También porque le alteraría toda la estrategia para sanear la hoja del Central, ya que la devaluación forzaría un alza de la tasa de interés (también pedida por el Fondo) lo que volvería a incrementar el déficit fiscal por incremento de los intereses de los bonos ajustables por Cer.

 

Encrucijada.

 

El tipo de cambio está entonces en el centro de la discordia. El gobierno está en una encrucijada y aquí vale reproducir lo ya dicho en esta misma columna: “Si el gobierno logra mantener el actual régimen cambiario, la economía permanecerá estancada en el bajo nivel actual, continuará la destrucción de puestos de trabajo y persistirá la crisis. Por el contrario, si cede a las presiones de los productores y del Fondo y devalúa, se fortalecerán las reservas y habrá un rebote de la economía, pero si no hay medidas compensatorias la inflación volverá a golpear los ingresos fijos y no es descartable una nueva ronda de ajustes”.

 

Lo que realmente está en discusión entre el gobierno y el FMI es en qué tiempos se terminará de descargar la crisis sobre el pueblo trabajador. La incógnita sigue estando en la respuesta social. ¿La ofensiva represora de la ministra Bulrrich logrará doblegar las resistencias o por el contrario éstas persistirán, recuperarán fuerzas y harán valer sus reservas democráticas y defensivas? Se acerca el tiempo de definiciones.

 

* Integrante de EDI (Economistas de Izquierda).

 

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